domingo, 27 de marzo de 2011

PARTE PRIMERA (Manipulación)

Una vez fuera del santuario de Tarento……
-"Vayamos a mi refugio, Steven. Allí descansaremos, que falta nos hace".
- dijo Verino-

Cuando llegaron al refugio de Verino, cinco guardaespaldas les esperaban y
les acompañaron hasta el salón, donde tomaron asiento y encendieron la
televisión. Todos los que trabajaban para Verino estaban consternados por
lo ocurrido en la discoteca compartida y sobre todo por la muerte de
Umberto Verino. Cuando encendieron la televisión y pusieron las noticias,
coincidió justo con un discurso del Jefe del Cuerpo de la Policía Peter
Rekrap: -"Señores, llevo muchos años en el Cuerpo, y nunca me había
encontrado a nadie con la valentía y el coraje de nuestro compañero y
amigo Robie Carlson. Después de haber conseguido la disolución del grupo
de asesinos que tantos quebraderos de cabeza nos habían dado
encabezados por The Boss y Nikana, acudió inmediatamente al tiroteo que
se produjo ayer noche en la discoteca, donde murieron más de trescientas
personas, y donde luchó valientemente con Umberto Verino, principal
causante del tiroteo. Es por todo ello, un honor dejar mi puesto de Jefe de la
Policía, y que sea el señor Robie Carlson quien me sustituya en el cargo.
Savia nueva y fuerte, que sin duda llevará al éxito a esta organización.
Muchas gracias por todo". Tras la rueda de prensa, Verino y Rod se
quedaron sorprendidos, al ver como Fredy Stone, estaba presente, y le dio
un fuerte apretón de manos a Rekrap y un fuerte abrazo a Carlson. Verino
enseguida empezó a maquinar y a pensar que la retirada del Jefe Rekrap no
había sido voluntaria. Y que Stone ya había movido ficha, había hecho un
Enroque con el cuerpo de policía, y ahora le tocaba mover ficha a él y
enrocar, y buscar rápidamente la protección que necesita. Y para ello era
necesario que Steven Rod fuese nombrado Secretario de Estado cuanto
antes. Así que Verino organizó una reunión con todos sus hombres y
comenzó a preparar el plan perfecto para ascender a su aliado Rod y entrar
así en el Gobierno.

Hasta seis horas sin descanso estuvieron hablando y proponiendo ideas, una
tras otra, desde asesinar al actual Secretario, o incluso secuestrar al
presidente, haciéndose pasar por la red de Al Qaida. Pero ninguna era del
todo segura.

Empezaron por contratar a la prensa sensacionalista y rebuscar en el pasado
del Secretario, sacar todos sus trapos sucios, arruinar su matrimonio
manipulando fotos y contratando a una actriz para que le saque los colores.
Y cuando su reputación estuviese por los suelos, que la misma prensa
comience a hablar bien de Steven Rod, su recuperación total, sacarle fotos
con la gente pobre, cerca del pueblo americano, preocupado por los demás.
Y entonces presentarle a unas elecciones en las que el dinero volverá a
decidir quién manda en América.

viernes, 12 de noviembre de 2010

PARTE PRIMERA ( Los Tarento )


A la mañana siguiente, tres hombres abrieron la puerta de la sala en la que
se encontraban Rod y Verino. Eran dos hombres blancos y una mujer
negra. Verino y Rod pudieron reconocer a uno de ellos, era el gigante al
que Verino había mandado asesinar. Este agarró a Verino, que parecía que empezaba a saber donde se habían metido, y lo sacó de la habitación
agarrándolo por un brazo.
Los otros dos se llevaron también a Rod, pero siempre por detrás de Verino. Avanzaban por un pasillo que parecía de la época medieval. Paredes de piedra, camufladas bajo la fachada de ladrillo,
que insonorizaban por completo el lugar. Escudos, espadas y armaduras
presidían los amplísimos pasillos por donde pasaban. El gigante, comenzó
a hablar. Su nombre era Antolini de Tarento. Rocco empezó a entender
para qué le querían, cuando escuchó el apellido de Tarento.
Los Tarento, eran la familia menos conflictiva de todas las que residían en
Nueva York. Nunca querían problemas con el resto de familias y por ello
eran respetados y honrados por las demás familias y por la ciudadanía. Esto
no quería decir que no tuviesen valor y fuerza. Pues era precisamente lo
que más le sobraban a los Tarento. Una familia dura, gente fuerte, fiel, muy
bien organizada y muy inteligente. Esa inteligencia es la que les indica que
no deben utilizar su fuerza con el resto de familias. Eran tranquilos y
dejaban que cada familia hiciese lo que pensasen conveniente, siempre y
cuando no interfirieran en sus relaciones y en sus negocios.
Antolini comenzó a reirse de Verino, lo que cabreaba mucho a este. Le
decía que no era conveniente que mandase liquidar a la gente que no
conoce de nada, pues podría llevarse sorpresas no muy gratas. Aunque no
estaba ahí por lo que le había intentado hacer precisamente. Después de
subir unos siete pisos, avanzó por un nuevo pasillo, hasta llegar a un
ascensor que daba al sótano que estaba unos veinte metros por debajo de la
primera planta. Era el único modo de llegar hasta allí. Donde se encontraba
Valentino Tarento y todos sus secretos. La idea de tener el ascensor en el
último piso, era porque si un extraño se atrevía a entrar allí, debía de pasar
a pie los siete inmensos pisos, llenos de pasillos, vigilantes en cada una de
las puertas que había en cada piso.
Cuando llegaron abajo y se abrieron las puertas, llegaron a un almacén
increíblemente grande. Miles de paquetes y cajas de madera, cerradas,
junto con un montón de coches, en su mayoría Mustans, Morgan, Jaguars y
Rolls- Royce, se encontraban repartidos por el lugar.
Entonces llegaron a unas oficinas con unas paredes, oscuras desde fuera
pero en las que podías verlo todo desde dentro. Entraron en la habitación
Verino, Rod (que se sentaron) y Antolini, que se quedó de pie. -"Gracias mi
querido sobrino, Antolini. Bueno, parece que ya os conocéis, ¿verdad?. Ya
me contó vuestro pequeño incidente, pero como ya sabes, mi querido
Rocco, yo no soy un hombre rencoroso, nunca lo he sido y nunca lo seré". -
"Soy consciente de ello Valentino, y sabes que nunca he dicho lo
contrario". -"Sé que nunca lo has hecho, Rocco, y sé que nunca lo harás,
pues no creo que quieras insultar mi inteligencia. Ya veo que no estás solo,
señor Verino. ¿Sería tan amable de decirme su nombre
caballero?"(Dirigiéndose a Rod). -"Me llamo Steven Rod, señor". - "Bien,
ya lo sabía, te conozco, he oído hablar mucho y mal de ti, señor Rod". -"Lo
lamento señor". - "Sí, claro que lo lamenta, es usted un perdedor, un don
nadie y como tal, se lamenta". (Rod intenta levantarse enfurecido del
asiento, pero las manos fuertes de Antolini le vuelve a sentar) -"Pero no se
preocupe señor Rod, debe usted aprender de los errores cometidos en el
pasado y no dejarse llevar por gente como Verino o como yo, o le pueden
salir muy mal las cosas". (Verino habla en italiano) - "¡Bueno, ya está
bien Tarento, no hemos venido hasta aquí a hablar de cómo llevo mi
familia o como dejo de llevarla!". (dejan de hablar en italiano)-"¿De verdad
piensa eso, Rocco?, ¡oh! Claro, señor Verino, no recordaba que ha estado
toda la noche encerrado e incomunicado. Permítame que le ponga al día".
Tarento saca un periódico y mostrándole la primera página, lo deja encima
de la mesa, para que Rocco y Rod puedan leerla: "UMBERTO VERINO,
LA MANO DERECHA DEL JEFE DEL CLAN VERINO, MUERE TRAS
UNA DURA REYERTA CON EL INSPECTOR DE LA POLICÍA ROBIE
CARLSON"
"Bueno, Verino, amigo mío, deje de llorar, por favor. Al menos en mi
presencia". -"Ese hijo de puta de Carlson siempre está en medio" dijo Rod.
"¿Sabes en qué lío nos has metido a todos, señor Verino?, ¿Sabes cuántos
hombres murieron anoche en ese estúpido tiroteo, señor Verino?, Todos,
señor Verino, absolutamente todos. ¿Qué piensa que hará ahora Fredy
Stone? ¿Acaso esconderse?, no, señor Verino, no. ¿Sabe que acaba de
declararle la guerra a Stone, y sabe que será imposible que el resto de
familias de Nueva York no se vean involucradas? Y el Cuerpo de Policía, y
los políticos y lo que es peor, la prensa sensacionalista. Esto es lo peor que
nos podía pasar y mira dónde hemos llegado. ¡¡¡Quiero que salgan de
inmediato de mi santuario y que se atengan a las consecuencias!!! No estoy
dispuesto a perder mis pertenencias, y hasta que no me haya asegurado mi
continuidad en esta ciudad, no recibiréis ninguna ayuda de mi parte, ni uno
ni otro, es más si necesito acabar con todos y cada uno de vosotros lo haré.
Ahora llévatelos de aquí Antolini". -"Sí, tío".

miércoles, 6 de octubre de 2010

PARTE PRIMERA (Gana el más rápido)

Cuando se sentaron, Rocco le dijo a Steve que aquel hombre ya no le
causaría más problemas. Steve comprendió lo que le quería decir. Rocco
pidió unas copas y se ausentó al baño.
Ekusonihs, había terminado de hablar con Fredy Stone, cuando se dirigía a la discoteca compartida, propiedad en su mayoría de Fredy Stone, aunque una pequeña parte estaba alquilada por Rocco Verino. Ekusonihs, entró en la discoteca, Blondie y Queen era la música predominante en aquel día. La música estaba a todo volumen, y Ekusonihs se sentó en una de las cuatro
barras que había.
Pidió un Martini seco con aceituna y comenzó a echar un vistazo por toda la discoteca hasta que divisó a uno de los hombres de Verino. No le conocía, ni siquiera sabía su nombre pero eso no importaba.
Lo único que tenía que hacer era acercarse, comentar cualquier cosa y
disparar con la pistola con silenciador, y llevarse el cuerpo sin que pasase
nada. Entonces Ekusonihs se acercó a aquel hombre y le preguntó si había
visto por aquí a Umberto Verino. Él sabía que Umberto no había entrado
nunca en la discoteca. Entonces el hombre señaló detrás de Ekusonihs,
respondiendo a su pregunta. Entonces le repitió al hombre de Verino que le
dijese dónde estaba Umberto, y le volvió a señalar detrás de él. Ekusonihs,
notablemente enfadado le dijo que ese truco era muy viejo, aquel de mirar
hacia atrás. Sacó la pistola, apuntó a la cabeza de aquél hombre y un
disparo potentísimo retumbó en toda la discoteca. Ekusonihs cayó al suelo
muerto con un disparo en la cabeza. El hombre italiano mirando al frente
dijo: "Muchas gracias Umberto". De pronto un inmenso tiroteo comenzó en
la discoteca. Umberto Verino corrió hacia los servicios y absolutamente
toda la discoteca comenzó a disparar. Aquello se había convertido en el
principio de una larga guerra.

Mientras tanto en el Saboy, ajenos a todo esto………
Rocco Verino, salió del baño con una cara de preocupación. Se sentó y le
dijo a Rod que le había hecho una llamada a su hermano pequeño Umberto
para que realizase el trabajo encomendado. Rod le dijo que su mujer se
preocuparía y que tenía mucha prisa. Entonces comenzaron a hablar sobre
todo el asunto del nombramiento de Rod como Secretario del Estado
Mayor y le dijo que sería fundamental su entrada en el Gobierno
Americano para sus planes de derrotar al resto de mafias de la ciudad
primero y del país después. Y para ello es necesario derrotar a Fredy Stone.

Después de una larga charla de tres horas y cuando ya estaban en
recepción, comenzó a sonar el teléfono de recepción. El hombre lo cogió y
se lo dio a Rocco Verino: -"Rocco, soy yo, Umberto. No te lo vas a creer.
Ekusonihs ya está muerto, pero comenzó un tiroteo increíble.
Todo el mundo comenzó a disparar y yo conseguí escapar de milagro por la
ventana del baño. ¿Estás ahí Rocco?". -"Sí, te escucho, te escucho".
-"Seguramente ya no quede ninguno de nuestros hombres, éramos una
minoría". -" Ya veo… ¿Se puede saber por casualidad que arma
utilizaste?". -"Una Magnum, calibre 44. Lo siento mucho, hermano".
-"¿Que lo sientes mucho, que lo sientes mucho? ¿No te dije que utilizases
una pistola con silenciador?. El lío en que acabas de meternos a todos es
gordo, ¿sabes?, muy gordo. Ahora la policía se nos echará al cuello y lo
que es peor, Fredy Stone comenzará una guerra contra nosotros sin
piedad". -"Lo siento Rocco. Tengo que dejarte, El ayudante del jefe
Rekrap, el negrata de Robie Carlson me acaba de localizar". (Se escucha un
disparo) -"¡¡¡Mierda, acaba de dispararme en el hombro!!!. Envía ayuda
pronto por favor, estoy detrás de la discoteca". -"¡¡¡Eh, Umberto
detente!!!". (Se empiezan a escuchar unos fuertes golpes y gritos de
Umberto y Robie Carlson). Rocco colgó el teléfono y le dijo a Steve Rod lo
que había ocurrido. Rocco le dijo que iría hasta allí para ayudar a su
hermano del policía Robie Carlson. Steve le dijo que tenía unas cuentas
pendientes con Robie Carlson y que también él iría. Entonces salieron del
Saboy. Ya era completamente de noche y hacía un fuerte viento invernal.
Se dirigieron al coche de Verino donde les esperaba uno de los hombres
que envió a matar al gigante, para conducir el coche. Se metieron en el
coche y Rocco le dijo que le llevase a la discoteca inmediatamente y que
enviase el mayor número de refuerzos posible. Pero el conductor se desvió
de la carretera y se adentró por un callejón. Al llegar al final, el conductor
dio un fuerte frenazo. Entonces sacó dos pistolas y apuntó a la cabeza de
ambos. Les hizo salir del coche, y al darle la luz en la cara, Rod y Verino se
asombraron al ver al gigante, todavía con vida. Entonces aparecieron unas
veinte personas rodeándoles, todas con fusiles y pistolas apuntando a sus
cabezas. Uno de ellos, abrió el maletero del coche y sacó los dos cuerpos
acribillados del conductor y el otro hombre de Verino. Todos comenzaron a
pegarles unas palizas tremendas. A los dos les encerraron en una sala sin
luz.

martes, 14 de septiembre de 2010

PARTE PRIMERA (Otra puerta se cierra)



A la mañana siguiente, Rod le dijo a su mujer que se encontraba mal y que
no iría al trabajo. Mandó a Terry a que se lo dijese a su tío. Terry, llegó al
despacho de Stone: “¡¡Tío Fredy, Steven me pone los cuernos, por favor
haz algo!!”. – “Hija mía, ¿te a puesto alguna vez la mano encima?”.- “No,
pero no puedo seguir así”. – “Entonces yo no puedo hacer nada más hija
mía. No puedo meterme en el sagrado matrimonio. Y si quieres a tu tío, te
ruego que sigas con él”. – “Ayer vino a casa Umberto Verino”. –“¡¡Qué!!,
¿Qué es lo que quería?”. – “Escuché algo sobre que venía en nombre de
Rocco y que quería reunirse hoy en el Saboy, con él a las siete de la tarde”.

– “Maldito hijo de puta, por eso tu marido no va a poder venir hoy. Seguro
que ya está estudiando mejores ofertas.
Escúchame Terry. Quiero que le digas a Steve que voy a mandar a
Ekusonihs a atacar a uno de los hombres de Verino en la discoteca
compartida por nosotros, y quiero que le digas al resto de infiltrados que no
hace falta que vayan en su ayuda.” –“Pero tío, ¿sabes lo que estás diciendo?
Es Ekusonihs, y vas a utilizarlo como cobaya de laboratorio? Caerá como
chino”. –“Hija mía, nunca caerá como chino, caerá como japonés, como un
kamikaze japonés. Se sentirán orgullosos sus antepasados. Es más, ¿crees
que Verino se tragará que voy en serio si no mando a alguien como
Ekusonihs? Si Rod nos va a traicionar, Ekusonihs morirá, si no lo hace,
sobrevivirá”. Es preferible sacrificar a Ekusonihs, que vivir engañados y
con peligro de caer en manos de Verino, hija mía. Ahora vete y haz lo que
te digo”. – “Sí, tío”. – “Por cierto dile a Steven que se mejore”.
Terry regresó a su casa y le contó todo el plan que tenía preparado su padre
para acabar con uno de los hombres de Verino. Este escuchó atentamente y
le agradeció que su tío no le encargase esa misión. Terry se fue a dar un
paseo y Steve se quedó en casa. Eran las tres de la tarde y comenzó a sonar
el teléfono. Rod lo cogió al instante. -“Al habla Rod”. – “Rod , tú no me
conoces, pero yo a ti sí. Te he visto y me gusta tu forma de actuar”. –
“¿Qué es lo que quiere?”. – “En definitiva te quiero a ti Steven. Ya llevas
muchos años con ese Stone, muchos años trabajando como un peón. Ya es
hora de que pases a algo más serio”. -“¿A qué se refiere?”. –“ Veo que te
interesa. Eso está bien. Que te parece un trabajo digno de cualquier persona
honrada y trabajadora. Un puesto por el que la gente estudia durante años,
termina su carrera y solo unos pocos acceden a ello”. -“Suena bien. ¿Qué
trabajo es?”. – “Senador del Estado Mayor. ¿Qué te parece?”. –“Me parece
estupendo, pero…”. –“No se preocupe por la justicia, aquí la gente puede
permitir muchas cosas con un puñado de dólares en el bolsillo. Es más
todos tus antecedentes serán borrados del historial la prensa hablará
maravillas de ti. A cambio me conformo con que me digas algunos de los
movimientos que tiene pensado hacer Fredy Stone, ¿en qué piensa? Dímelo
ahora por adelantado y sólo faltará firmar un documento en el Saboy, en la
Séptima Avenida. No la rechaces. Dímelo ahora o no asistiré a nuestra
reunión”. -“¿Y quién me dice que no asistirá aunque se lo diga?”. –“¿Acaso
desconfía de la palabra de un buen siciliano? Le ruego no vuelva a dudar de
mi palabra Señor Rod”. –“Está bien, hasta ahora tan sólo sé que va a
atentar contra uno de tus hombres fuertes en la discoteca compartida.
Enviará a Ekusonihs a realizar el trabajo. Ya no sé más”. –“De acuerdo
Rod, ya no necesito saber más. Parlaremos molto avanti. Hasta las siete”.
Steve colgó el teléfono.

Rod estuvo un buen rato pensativo. Sabía que ya no había marcha atrás.
Había traicionado a su jefe, y había mandado a la muerte a su predecesor
Ekusonihs. Pero Steve ya no quería más. Él siempre apostaba por ser
mejor, llegar a ser alguien importante y no un asesino. Y sabía que la
opción de Verino era la única que tendría.

Dieron las siete de la tarde y Steven Rod se encontraba enfrente del Saboy.
El Saboy era un famoso restaurante de la Séptima Avenida, donde se
reunían las mafias, los espías y allí se resolvían muchos de los asuntos.
Cuando entró, un ambiente oscuro y lleno de humo donde apenas podías
respirar, le echó para atrás. Pero siguió adelante. A simple vista no podía
distinguir a nadie. Todos iban con trajes oscuros, algunos incluso con
sombrero puesto para evitar reencuentros con viejos amigos. Murmullos
italianos y de fondo canciones como La Traviata y clásicos italianos
inundaban el Saboy. Bajó las escaleras que se encontraban justo a la
entrada y cuando avanzó unos pocos metros un fuerte golpe en el hombro
le tiró al suelo. Cuando se levantó, un hombre corpulento comenzó a
farfullar en italiano y le agarró fuertemente por el cuello, elevándolo por
los aires y juntando la espalda de Steve con la pared. Steve empezó a notar
como se le paralizaban los brazos, y también las piernas, del tremendo
golpe que se había dado. Pronto comenzó a notar que le faltaba el aire y
apenas podía respirar en condiciones. Pero una mano, cogió el tremendo
brazo del gigante, que pronto soltó a Steve Rod, dejándole caer al suelo.
Cuando Steve recuperó el sentido, elevó su cabeza y aunque no podía ver
del todo bien, pudo reconocer a un hombre con chaqueta negra y rayas
blancas, con una flor de malva en el bolsillo superior de la chaqueta. Aquel
hombre le dijo unas palabras en italiano al gigante y reconoció enseguida la
voz. Era Rocco Verino. Rocco agarró de la mano a Steve y le levantó.
Steve notó una mano áspera, dura y muy fuerte. Era una mano pequeña,
pero tenía una fuerza impresionante. Rocco, saco una flor de su bolsillo y la
colocó en el bolsillo del gigante. Entonces comenzó a temblar aquel matón
como si de un niño pequeño asustado se tratase. Y cuando iba a salir por la
puerta, Rocco le dio un silbido. El matón se quedó quieto frente a la puerta,
y Rocco se acercó a él. Le agarró por los dos brazos y le dio la vuelta. Fue
entonces cuando le dio un beso en la frente. Steve aún veía borroso pero
observó como le caían unas grandes lágrimas a aquél gigante. Rocco se
puso a mi lado y le dijo al matón que saliese por la puerta, pero él parecía
resistirse, no quería salir fuera. Entonces Rocco llamó a dos hombres
bastante fuertes que estaban en la barra bebiendo. Se levantaron y le
agarraron. Nosotros nos dimos media vuelta para sentarnos en una mesa.

Steve miró hacia atrás y vio como le sacaban del Saboy. Siguieron andando
y un silencio se produjo en la sala cuando se escucharon unos fuertes
disparos de metralletas.

lunes, 23 de agosto de 2010

PARTE PRIMERA (Una puerta se abre)


Pasaron los años y Rod era feliz tras su matrimonio con Terry,
pero Steve y su afición por las mujeres eran tan sumamente descarados que no tardaron en darse cuenta Terry y Fredy. A Fredy lo cierto es que no le daba importancia al asunto pues él tenía muy claro que no debía meterse en los asuntos de matrimonio. Todo lo contrario que a Terry, que estaba muy enamorada de él y cada vez que veía a su marido con otra mujer se ponía de los nervios, y comenzaba a beber alcohol como nunca lo había hecho.
Esta fue la causa de que la Señora Rod tuviese más tarde muchos
problemas con el alcohol. Steve Rod hacía siempre bien su trabajo, donde ponía el ojo ponía el diente, esto le dio una cierta fama con las demás
familias de la mafia. Entre los más interesados se encontraba la familia
Verino. Clan venido de Italia durante los malos tiempos en el Sur de
Sicilia. Su líder, Rocco Verino, era muy clásico, y eso no le gustaba al clan
Stone. Aún así siempre se respetaron y tenían una especie de pacto de noagresión
entre ellos.

Una noche, Steven Rod mientras veía la final de la Superbowl, pudo
escuchar a su mujer en la cama pidiéndole que se fuese a acostar. Pero Rod
ya no tenía ganas de dormir, ya lo había hecho en horas de trabajo con su
secretaria, según decía para poder aguantar toda la noche de la Superbowl.
Comenzó el partido y cuando no llevaban más de cinco minutos, sonó el
timbre de la puerta. Sonaba y sonaba y Rod no se levantaba del sofá, hasta
que la Sra. Rod se levantó y abrió la puerta. Tardaba en salir y Rod se
preguntaba quien había llamado. Así que se levantó y pudo ver a un
hombre corpulento, moreno y muy bien peinado y arreglado. No parecía
que viniese a dar problemas, así que le preguntó su nombre: -“¿Quién eres
y que es lo que quiere a estas horas de la noche?”. –“Necesito hablar con
usted inmediatamente”. –“Pero… ¿quién le manda?” preguntó Rod con
tono de preocupación. –“Mi nombre es Umberto Verino, pero no se
preocupe, vengo a hablar con usted en nombre de mi hermano Rocco
Verino”. – “Esta bien…. Pase por favor”. – “Lo siento pero no puedo
hablar aquí”. – “Oh, seguro que es por mi esposa, pueden estar tranquilos
no dirá nada que no pueda decir yo”. -“No es su esposa, por favor asista
mañana en el Saboy en la Séptima Avenida a las siete de la tarde.
Cenaremos y allí hablaremos. Adiós”.

Umberto Verino, se marchó y Rod se fue al sofá a seguir con el partido de
la Superbowl. Terry, se despertó y le dijo: “Cariño, ¿para qué te quería ese
hombre?”. – “Vete a la cama, mujer. Estos temas no son de tu
incumbencia”. –“¡¡Steven!!, soy tu mujer, y soy la sobrina de tu jefe, soy
como su hija. No puedes hacerme esto”. – “No me hagas levantarme del
sofá, Terry”. - ¡¡¡¡Hijo de puta, te odio, te odio, te odio!!!! Agarró un
jarrón fuertemente y se lo tiró a Steven el cual lo esquivó. Terry quedó
tirada en el suelo, y Rod se acercó a ella. Le abrió la boca y pidió que le
echara el aliento. Estaba borracha. La boca le olía a whisky escocés
mezclado con anís. La agarró y la llevo hasta la cama. Allí se durmió. Steve
apagó el televisor y se metió con ella a dormir.

jueves, 19 de agosto de 2010

PARTE PRIMERA (En las redes de Stone)


Y Rod, supongo que no tendré que recordarte que ahora yo soy The Boss.
Para empezar, Orador tú estás muerto, el cuerpo del doctor te sustituirá en
tu entierro, ¿te parece bien?” No hubo respuesta. “No te preocupes por él,
formaba parte de mi hospital y no tenía ningún familiar ni nadie que le
pueda echar en falta. Te marcharás lejos de aquí, muy lejos. Quizás a
alguna isla paradisíaca, donde puedas estar controlado por mis hombres”.
“Como habrás imaginado, yo no hago las cosas por caridad. A cambio
deberás prestarme tus servicios cuando yo los necesite. Ekusonihs, llévatelo
ahora en uno de mis aviones, tengo que hablar con Rod. ¡¡A solas!!”
“Bueno, bueno Steven Rod, natural de Iowa, ¿te preparo una sopa de
fideos?,tu plato favorito o si lo prefieres puedo ponerte algo de música
clásica, La Valquiria de Wagner, tu canción favorita ¿verdad?. También
puedo resucitar si así lo quieres a tu admirada Marilyn Monroe, todo con
tal de que estés lo más a gusto posible.” –“Gracias, ya lo estoy”- respondió
Rod. -“Como ves llevo siguiéndote casi desde que cometiste tus primeros
atracos. Te seré claro, quiero que trabajes para mí. Quiero que seas mi
asesino a sueldo, mi mano derecha. Ekusonihs, ya está mayor, es solo un
par de años menor que yo y yo ya tengo los 56. Tendrás una buena paga
diaria, casa y un buen coche. No te faltará de nada. Es más si necesitases
asistencia médica tienes mi hospital, en el que estuviste hace unas horas.
También será tuyo. A cambio solo mata para mí. Piénsatelo. Por cierto
dormirás en la habitación de la derecha, junto a mi sobrina Terry”. Una vez
dentro Rod vió a una muchacha joven y guapa. Pronto intimaron, y Terry le
contó que su padre era de Waterloo como él y que cuando nació ella, su
madre, la hermana de Fredy, murió y este quiso llevarse a su sobrina con él
pues el padre era un borracho que no sabía ni por donde caminaba. A los
pocos meses de conseguir la custodia de Terry, se enteró que el padre se
suicidó, pues le entró una fuerte depresión la cual no aguanto sin su
pequeña hija. Pero Terry nunca se lo echó en cara a su tío pues las cosas
hubiesen sido muy distintas de no haberlo hecho, y quizás ella estaría por
las calles vagabundeando o prostituyéndose. Una vez terminaron de hablar,
se tomaron unas copas y comenzaron a hacer el amor. Fredy Stone pudo oír
desde su habitación las risas de su sobrina, y comenzó a reírse el también.
Eso quería decir que había aceptado su oferta aunque solo fuese por su
sobrina.

sábado, 31 de julio de 2010

PARTE PRIMERA (El doctor)


Todo ocurrió por la mañana, cuando recibió una llamada en la
que le dijeron todo lo que tenía que hacer. Lo primero que hizo fue fingir
un tremendo dolor de estómago, tan fuerte como para que tuviesen que
traer al médico a oscultarle. Una vez llegó el médico, El Orador le pidió
que le mandara al hospital, pero este se dio cuenta que en realidad no tenía
nada y no quería formar parte de un complot, por lo que fue a avisar al
guarda. El Orador se vio obligado a agarrar por el cuello al doctor, y girar
bruscamente su cabeza hasta matarlo. Una vez muerto se produjo un
intercambio de ropa, y el Orador con la mascarilla puesta, le dijo al guarda
que le dejase descansar y que no se preocupasen por su higiene, pues sería
peor moverle o cambiarle de postura. El guarda, viendo la seguridad que
tenía aquel doctor, no dudó de su palabra.

Mientras tanto el Orador se marchaba y dejaba en el cuerpo del médico
una tarjeta que tenía en el bolsillo de la bata, donde apuntó el número de
teléfono de aquel hombre misterioso que le hizo la llamada, para que Steve
Rod lo viese. En la tarjeta ponía: “Me acabo de convertir en un matasanos.
Llama y ¡Desaparece!”.
Todo lo que vino a continuación fue más sencillo. Permaneció escondido
en su despacho hasta que le llamasen por megafonía, como le habían
ordenado.
Después de haberle explicado todo lo ocurrido, el hombre misterioso, les
llevó hasta uno de los más grandes centros comerciales de Nueva York.
Serían alrededor de las cuatro de la madrugada cuando llegaron allí.
Entraron por la puerta trasera, y bajaron hasta unos almacenes. Apartaron
unas cuantas cajas que estaban junto a una pared y el hombre de la
gabardina, golpeo unas cuantas veces en la pared y se abrió como si de la
gruta de los enanos del libro de Tolkien se tratara. Bajaron unas escaleras,
hasta llegar a un ascensor, que les adentró bajo tierra. Una vez abierta, un
extraño aparato que se movía de un lado a otro parecía como si te
reconociese, el hombre misterioso le llamó cámara de vigilancia
inteligente. En aquellos años ochenta no se solían ver cámaras de ese estilo
por cualquier sitio. Cuando entraron un hombre sentado en un enorme
sillón les invitó a que se sentaran. Comenzó a hablar: “Buenas noches
señores, agradezco su visita a estas horas de la noche. No todo el mundo
hubiese venido hasta aquí sin decir ni una sola palabra”, el hombre
misterioso se quitó un intercomunicador y lo depositó encima de la mesa.
“Gracias Ekusonihs. Orador, Steve Rod, os presento a mi mano derecha
Ekusonihs, lleva muchos años trabajando para mí, por favor deja que te
vean bien estos hombres”. Ekusonihs se quita el enorme sombrero y la
braga que le cubría la mitad de la cara que no tapaba la sombra. “Como
podían imaginar por el nombre, mi mano derecha es japonés, el mejor, más
fuerte y más ágil que cualquier japonés que jamás habréis visto”. Rod, se
extraño que una persona tan obesa como era Ekusonihs pudiese tener esas
características (años más tarde la figura de Ekusonihs sería tomada como
ejemplo en series de televisión tan importantes como Martial Law o la
temible saga de Agustín Poderes más conocido como Austin Powers en la
figura de Gordo Cabrón). “Por cierto mi nombre es Stone, Fredy Stone".

lunes, 26 de julio de 2010

PARTE PRIMERA ( La huída )

huidaLo cogieron al primer tono. –“Al habla Rod…Sí me ha costado convencerle
pero lo he conseguido…De acuerdo, ¿Puedo saber con quién tengo el
placer de hablar?… ¡¡¡Sí, podré esperar!!!…Una última cosa… ¿cuanto
tardarán?…¡¡¡Sí, señor, no haré más preguntas!!!
Steve colgó el teléfono y entró en la celda, donde le esperaba un hombre
con una gabardina oscura y un sombrero oscuro, a su lado el cuerpo
descompuesto y detrás tumbado en el suelo se encontraba el guarda, con
una almohada cubriéndole la cabeza.

El resto de prisioneros se encontraban dormidos y no se enteraron de lo
que estaba pasando. Rod le preguntó su nombre, pero un simple gesto de
negación con la cabeza fue suficiente para Rod.
Los dos cogieron los cuerpos y salieron de la penitenciaría sin ningún
problema. Había otras dos personas, que también cargaban con otros dos
cuerpos, también de guardas de seguridad. Se juntaron los cuatro y
metieron los cuatro cadáveres en una furgoneta negra. Los otros dos
hombres sacaron unos uniformes y entraron a la penitenciaria. En la
furgoneta estaba otro hombre en la zona del conductor que bajó también
con el uniforme a ocupar el puesto de los otros. El hombre de la gabardina,
subió al automóvil y Steve Rod se sentó en el asiento del acompañante.
Ninguno dijo nada. El viaje de unas dos horas fue completamente en
silencio. Aquel hombre paró delante de un hospital de Nueva York.
Salieron del coche y comenzaron a andar hasta llegar a recepción. El
hombre de la gabardina obligó a Steve a sentarse en uno de los bancos.
Aquel hombre tan misterioso agarró el teléfono e hizo una llamada. Luego
se sentó a su lado y le dijo: “acabo de llamar al médico que atendió a tu
compañero de celda”. Steve permaneció silencioso, observando. Al poco se
escucho por megafonía: “Ding, dong, ding, doctor Supotco baje a
recepción, por favor”. ¿Supotco?, se preguntó Steve, “ese nombre me
suena”. Siguió pensativo, mientras bajaba por la escalera un hombre con un
gorro de quirófano y una mascarilla que le tapaba media cara. En ese
momento Steve calló en la cuenta de que aquél nombre de Supotco lo vio
en aquella tarjetita que tenía el cadáver, por la parte delantera. El hombre
misterioso se levantó y saludó al doctor. Steve se levantó, y cuando fue a
darle la mano, aquel hombre se la quitó del medio y comenzó a reir. Steve
estuvo a punto de soltarle un puñetazo sino fuera porque aquella risa le
sonaba demasiado. Entonces Rod le quitó la mascarilla y cuán grata fue su
sorpresa cuando pudo reconocer al Orador dentro de aquella ropa de
matasanos. Se abrazaron fuertemente mientras se daban no menos fuertes
palmadas en la espalda. Entre tanto, el Orador comenzó a contarle lo
sucedido.