viernes, 12 de noviembre de 2010

PARTE PRIMERA ( Los Tarento )


A la mañana siguiente, tres hombres abrieron la puerta de la sala en la que
se encontraban Rod y Verino. Eran dos hombres blancos y una mujer
negra. Verino y Rod pudieron reconocer a uno de ellos, era el gigante al
que Verino había mandado asesinar. Este agarró a Verino, que parecía que empezaba a saber donde se habían metido, y lo sacó de la habitación
agarrándolo por un brazo.
Los otros dos se llevaron también a Rod, pero siempre por detrás de Verino. Avanzaban por un pasillo que parecía de la época medieval. Paredes de piedra, camufladas bajo la fachada de ladrillo,
que insonorizaban por completo el lugar. Escudos, espadas y armaduras
presidían los amplísimos pasillos por donde pasaban. El gigante, comenzó
a hablar. Su nombre era Antolini de Tarento. Rocco empezó a entender
para qué le querían, cuando escuchó el apellido de Tarento.
Los Tarento, eran la familia menos conflictiva de todas las que residían en
Nueva York. Nunca querían problemas con el resto de familias y por ello
eran respetados y honrados por las demás familias y por la ciudadanía. Esto
no quería decir que no tuviesen valor y fuerza. Pues era precisamente lo
que más le sobraban a los Tarento. Una familia dura, gente fuerte, fiel, muy
bien organizada y muy inteligente. Esa inteligencia es la que les indica que
no deben utilizar su fuerza con el resto de familias. Eran tranquilos y
dejaban que cada familia hiciese lo que pensasen conveniente, siempre y
cuando no interfirieran en sus relaciones y en sus negocios.
Antolini comenzó a reirse de Verino, lo que cabreaba mucho a este. Le
decía que no era conveniente que mandase liquidar a la gente que no
conoce de nada, pues podría llevarse sorpresas no muy gratas. Aunque no
estaba ahí por lo que le había intentado hacer precisamente. Después de
subir unos siete pisos, avanzó por un nuevo pasillo, hasta llegar a un
ascensor que daba al sótano que estaba unos veinte metros por debajo de la
primera planta. Era el único modo de llegar hasta allí. Donde se encontraba
Valentino Tarento y todos sus secretos. La idea de tener el ascensor en el
último piso, era porque si un extraño se atrevía a entrar allí, debía de pasar
a pie los siete inmensos pisos, llenos de pasillos, vigilantes en cada una de
las puertas que había en cada piso.
Cuando llegaron abajo y se abrieron las puertas, llegaron a un almacén
increíblemente grande. Miles de paquetes y cajas de madera, cerradas,
junto con un montón de coches, en su mayoría Mustans, Morgan, Jaguars y
Rolls- Royce, se encontraban repartidos por el lugar.
Entonces llegaron a unas oficinas con unas paredes, oscuras desde fuera
pero en las que podías verlo todo desde dentro. Entraron en la habitación
Verino, Rod (que se sentaron) y Antolini, que se quedó de pie. -"Gracias mi
querido sobrino, Antolini. Bueno, parece que ya os conocéis, ¿verdad?. Ya
me contó vuestro pequeño incidente, pero como ya sabes, mi querido
Rocco, yo no soy un hombre rencoroso, nunca lo he sido y nunca lo seré". -
"Soy consciente de ello Valentino, y sabes que nunca he dicho lo
contrario". -"Sé que nunca lo has hecho, Rocco, y sé que nunca lo harás,
pues no creo que quieras insultar mi inteligencia. Ya veo que no estás solo,
señor Verino. ¿Sería tan amable de decirme su nombre
caballero?"(Dirigiéndose a Rod). -"Me llamo Steven Rod, señor". - "Bien,
ya lo sabía, te conozco, he oído hablar mucho y mal de ti, señor Rod". -"Lo
lamento señor". - "Sí, claro que lo lamenta, es usted un perdedor, un don
nadie y como tal, se lamenta". (Rod intenta levantarse enfurecido del
asiento, pero las manos fuertes de Antolini le vuelve a sentar) -"Pero no se
preocupe señor Rod, debe usted aprender de los errores cometidos en el
pasado y no dejarse llevar por gente como Verino o como yo, o le pueden
salir muy mal las cosas". (Verino habla en italiano) - "¡Bueno, ya está
bien Tarento, no hemos venido hasta aquí a hablar de cómo llevo mi
familia o como dejo de llevarla!". (dejan de hablar en italiano)-"¿De verdad
piensa eso, Rocco?, ¡oh! Claro, señor Verino, no recordaba que ha estado
toda la noche encerrado e incomunicado. Permítame que le ponga al día".
Tarento saca un periódico y mostrándole la primera página, lo deja encima
de la mesa, para que Rocco y Rod puedan leerla: "UMBERTO VERINO,
LA MANO DERECHA DEL JEFE DEL CLAN VERINO, MUERE TRAS
UNA DURA REYERTA CON EL INSPECTOR DE LA POLICÍA ROBIE
CARLSON"
"Bueno, Verino, amigo mío, deje de llorar, por favor. Al menos en mi
presencia". -"Ese hijo de puta de Carlson siempre está en medio" dijo Rod.
"¿Sabes en qué lío nos has metido a todos, señor Verino?, ¿Sabes cuántos
hombres murieron anoche en ese estúpido tiroteo, señor Verino?, Todos,
señor Verino, absolutamente todos. ¿Qué piensa que hará ahora Fredy
Stone? ¿Acaso esconderse?, no, señor Verino, no. ¿Sabe que acaba de
declararle la guerra a Stone, y sabe que será imposible que el resto de
familias de Nueva York no se vean involucradas? Y el Cuerpo de Policía, y
los políticos y lo que es peor, la prensa sensacionalista. Esto es lo peor que
nos podía pasar y mira dónde hemos llegado. ¡¡¡Quiero que salgan de
inmediato de mi santuario y que se atengan a las consecuencias!!! No estoy
dispuesto a perder mis pertenencias, y hasta que no me haya asegurado mi
continuidad en esta ciudad, no recibiréis ninguna ayuda de mi parte, ni uno
ni otro, es más si necesito acabar con todos y cada uno de vosotros lo haré.
Ahora llévatelos de aquí Antolini". -"Sí, tío".